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Los expertos detectan secuelas de la pandemia en los niños
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Los niños son resistentes pero las consultas por secuelas provocadas por la pandemia van a aumentar
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Los niños no deben abandonar ahora el ejercicio físico ni las relaciones sociales con todas las precauciones
La epidemia de coronavirus está teniendo efectos en nuestros pequeños aunque no pasen la enfermedad, aunque no haya que perder de vista que un porcentaje más amplio del que se pensaba la pasa y sí, pueden tener complicaciones graves. Pero aunque estén libres del virus, las secuelas por pasar un período de confinamiento y pandemia va a afectar a un porcentaje de los pequeños. Y los padres deben ser conscientes de ello sin alarmarse, pero sabiendo las pautas a seguir.
Paloma Méndez de Miguel, neuropsicóloga infantil de Hospital Quirónsalud San José, ha propuesto que los padres establezcan rutinas y horarios definidos, así como actividad física, para los niños y adolescentes en la etapa del desconfinamiento. Se ha detectado un aumento de la incidencia en consulta tras el confinamiento. Por otro lado, considera «esperable» que aumenten patologías que estaban latentes antes del confinamiento y que acudan más niños a consulta con Trastorno obsesivo compulsivo (TOC), sobre todo con compulsiones de limpieza, cuadros hipocondriacos y cierta ansiedad asociada a asistir a lugares concurridos.
La falta de un verano convencional, con restricciones en viajes y con la limitación para evitar los contagios de coronavirus también puede variar la rutina de los pequeños este verano, que no podrán estar en la piscina de la misma forma que antes o viajar a sus lugares cotidianos o llevar a cabo los planes previstos. Eso también, pero los padres deben afrontarlo organizando actividades y ejercicio físico para poder hacer lo que queramos.
«Debemos tener en cuenta que la capacidad de adaptación de los niños es inmensa, y es posible que mucho de ellos no vean tanto perjuicio si no pueden ir de vacaciones, creo que les costará más a los padres. Lo importante, en cualquier caso, es incorporar cosas a su rutina que les hagan sentir que están de «vacaciones», a través de modificación de horarios, tiempo fuera de casa, excursiones, etc», señala Méndez de Miguel.
En primer lugar, recuerda que mantener un horario constante es protector tanto para los niños como para las familias. «Establecer un horario ayuda a la estabilidad emocional de niños, al estar de vacaciones la hora de levantarse y acostarse será distinta, pero es conveniente que haya regularidad», detalla.
También insta a establecer rutinas: «Favorece la estabilidad emocional, aunque sea una rutina de ocio, pues dar a los niños estructura hace que disminuya su ansiedad y se sientan más seguros y calmados. En función de las necesidades familiares se decidirán las rutinas a seguir. Los niños que tengan vacaciones similares a otros años también se beneficiarán de establecer cierta rutina diaria».