El próximo viernes día 10 de julio a las 18 h se efectuará el sepelio de los restos mortales de la maestra nacional Doña Genara Fernández García cruelmente vejada,humillada,martirizada y finalmente fusilada el 4 de abril de 1941 a las 6'30h en el campo de tiro de Puente Castro por el único motivo de sus convicciones solcilaistas denunciando las terribles injusticias cometidas con la clase obrera. El acto se realizará en su pueblo natal de Cirujales (Omaña) ya que durante todo este tiempo estuvo prohibido su traslado a la citada localidad desde el cementerio municipal de León. Había nacido en 1903 y aprobó las oposiciones en 1930.
Compartimos con vosotr@s la historia y vida de esta maestra.
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1903, Cirujales (León) – 1941, Puente Castro (León)
Genara Fernández era maestra vocacional. Se había examinado de las oposiciones de Magisterio en 1930 y uno de sus primeros destinos fue la escuela de niñas de Soto de Valdeón (León). Cuando se produjo el golpe de estado de Franco en 1936, daba clase en Cirujales, su pueblo natal –localidad leonesa actualmente perteneciente al municipio de Riello-, pero ese verano del 36 se vio en la necesidad de huir a Asturias después de que las tropas nacionales tomaran la comarca de Omaña. Y es que Genara Fernández estaba afiliada a la Unión Republicana de Vegarienza, siendo gran propagandista de las ideas de avanzada izquierda y correligionaria de Gordón Ordas y Rafael Álvarez, destacados radicales socialistas de la provincia a los que le unía, además, una gran amistad. Por todo aquello recibió de sus convecinos el apodo de “La Pasionaria” de Omaña.
Fue apartada de la profesión de docente que tanto amaba “por sus actividades contrarias al Glorioso Movimiento Nacional”. Tras su breve estancia en Asturias y al fracasar su intento de huir a Francia por barco (que fue interceptado por las tropas nacionales), regresó a León, donde gracias a las recomendaciones de una compañera de promoción consiguió trabajo, primero de institutriz y después de taquillera en el Cine Mary de León.
Según relata el Expediente de Responsabilidades Políticas que se instruyó contra Genara Fernández, “(…) sobre las 11:30 de la noche del 16 al 17 de diciembre de 1939, y a las puertas de la Iglesia de San Marcelo y Plaza del mismo nombre de la ciudad de León (sitios ambos los más céntricos de la capital), con el decidido propósito de desprestigiar al Movimiento Nacional, perturbar al orden público y sembrar el descontento en las clases trabajadoras, arrojó dos paquetes abiertos que contenían 312 hojas cuartillas escritas a máquina, de propaganda marxista, dejándolas en las mismas escalerillas de la Iglesia citada y en uno de los bancos de aquella Plaza , en disposición de gran visibilidad para su difusión entre el numeroso público que suele transitar por aquellos lugares, habiendo sido recogidas aquella misma noche las hojas subversivas por unos soldados y varios vecinos que las entregaron en la comisaría (…)”.
Su activismo a favor de las ideas republicanas en plena Guerra Civil, sus manifestaciones injuriosas sobre los “invictos Generales” del Movimiento Nacional, sus comentarios “tendenciosos” sobre las noticias de la radio Nacional y su afán por alentar a los milicianos para persistir en su rebeldía le granjearon, junto con aquellos 312 pasquines subversivos, la acusación del delito de “Rebelión Militar”, por el que fue juzgada en Consejo de Guerra y condenada a la pena de muerte.
Como agravante figuran “la trascendencia de los hechos realizados por la acusada, su peligrosidad social, el enorme daño que hubiera podido producirse de haberse logrado repartirse las hojas subversivas” y su mala conducta en lo policial, regular en la vida pública y privada y muy mala en la religiosa.
Todas las “pruebas”, pues, la condenaban… Y Genara Fernández, después de un periplo penitenciario que la llevó desde León a Santa Cruz de Tenerife y de allí a Valladolid en poco más de cinco meses, fue ejecutada en el campo de tiro de Puente Castro, León, el 4 de abril de 1941. Tenía 38 años y una medalla de la Virgen entre sus únicas pertenencias cuando la fusilaron.
La ‘Pasionaria de Omaña’ descansa ya en su pueblo, casi 80 años después de su ejecución
Nacida en 1903 en la localidad leonesa de Cirujales de la que fue maestra, Genara Fernández García fue detenida, procesada por arrojar propaganda antifranquista frente a la iglesia de San Marcelo, condenada a pena de muerte y ejecutada en el campo de tiro del barrio de Puente Castro de la capital el 4 de abril de 1941. Sus restos, exhumados del cementerio civil de León por voluntarios de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) en junio de 2019, fueron entregados a sus familiares este viernes para ser depositados en un panteón de su localidad natal.
La plaza de la antigua escuela fue el escenario elegido para rendir homenaje a la conocida como la ‘Pasionaria de Omaña’ en un acto que la ARMH organizó para hacerlo extensivo a las víctimas de la represión franquista en la comarca, a los que se dedica una plaza inaugurada este viernes y a los maestros que fueron «especialmente perseguidos por la dictadura».
La responsable de la exhumación de los restos, Ana Cristina Rodríguez, se felicitó por el hecho de que Genara «vuelva a su casa, de donde tuvo que huir por motivos políticos». «Vuelve a su pueblo, del que no debería haber salido», señaló, mientras el presidente de la ARMH, Marco Antonio González, comentó que con el acto de este viernes «se cierra el círculo porque vuelve a su pueblo» e hizo hincapié en que «queda muchísimo por hacer».
Así, aseguró que solamente en la provincia leonesa faltan por recuperar los restos de cientos de represaliados y recalcó la «necesidad» de que sea el Estado el que acometa este trabajo «muy necesario». Una sobrina nieta de Genara expresó la satisfacción de los familiares de la maestra omañesa por «tenerla donde corresponde, en el cementerio, con su familia, por que es de justicia».
Uno de los representantes políticos institucionales que asistió al homenaje celebrado en Cirujales fue el secretario autonómico del PSOE, Luis Tudanca, quien sostuvo que su presencia respondía a la voluntad de «reconocer como tantas otras veces a quienes fueron represaliados; y en este caso a Genara, que lo fue triplemente, por sus ideas, por ser mujer y por ser maestra»: «Genara representaba probablemente todo lo que la dictadura y los que dieron el golpe de Estado odiaban». Para Tudanca «queda todavía mucho trabajo por hacer en la recuperación de la memora histórica en España «y mucha dignidad por devolverle a quienes aún están en las cunetas y en fosas comunes y queda justicia por recobrar».
Añadió que comparte con la ARMH la idea de que deben ser el Estado y el resto de las instituciones las que den a los represaliados «un nombre y un lugar en el que descansar, y debe hacerse ya porque lamentablemente estamos perdiendo a la última generación que recuerda lo que pasó, porque lo vivió y antes de que desaparezcan hay que recuperar esa memoria».
La historia de Genara ya fue objeto de un extenso reportaje en el programa de TVE ‘Informe Semanal’, con motivo de la exhumación de su cadáver en el cementerio de León, titulado ‘Deber de memoria’ y dirigido por el periodista Alejandro Caballero, que se puede revisar aquí.