La imaginación es un refugio personal que no borra una pandemia. Y de ella ha brotado una iniciativa colorista, alegre y llena de esperanza que abre Caminos a la Felicidad con piedras que decoran los niños. En la ventana de aire al confinamiento que suponen los paseos diarios, los pequeños van depositando en fila las piedras que dibujaron en sus casas con colores llamativos y frases inspiradoras. Una tras otra para formar el sendero. Villaobispo fue la primera localidad en sumar un Camino a la Felicidad, que ya se extiende un centenar de metros alrededor de las piscinas municipales y que impulsaron Mónica Santamarta (Mony Monito en redes) y su hija, al entender que el momento es especial y aunque no se disponga de parques, «seguimos jugando juntos». Desde su cuenta de Instagram animan a otras personas a iniciar un sendero similar en su barrio o en su pueblo para que vaya creciendo poco a poco. De hecho, en la otra gran población del municipio de Villaquilambre, Navatejera, también de forma espontánea alguien ha colocado un cartel para construir un Camino de la Felicidad en la zona de los Mancebos. El Ayuntamiento aprecia la peculiaridad de estas iniciativas y piensa en conservar los senderos de piedras dibujadas e incluso más adelante, quizás, realizar un monumento singular con ellas, según indica el alcalde, Manuel García.
Los más pequeños también han adornado La Candamia y La Lastra, dos lugares frecuentes de los paseos. «Cada niño coloca aquí su piedra decorada para que al verlas todos seamos más felices», explica otra promotora. Los caminos crecen con bastante expectación y curiosidad en un intento de que las piedras convertidas en obras de arte infantil «nos llenen de alegría al verlas al volver a pasar».
Incluso en la urbanización Las Acederas de Ribaseca y en Villa de Soto han fabricado sus propios Camino de la Felicidad para que todos los caminantes en estos tiempos duros puedan ser un poco más felices gracias a estas pequeñas piezas de arte.